Tras pasar una noche de sexo, Alice se va a bañar, cuando descubre que la ducha enloquece y las paredes la aprisionan. Tratando de liberarase con un gran empujón, cae de bruces en un pasillo con luces muertas, largo y muy estrecho. Caminando, se percata de que está vestida como monja y que está dentro de una habitación con más de cien maníacos encerrados ahí, los cuales se abalanzan sobre ella y tratan de violarla.